Conclusiones

El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.

Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.

Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.

Del poema “El hambre” (El hombre acecha, Miguel Hernández)

Cerramos nuestro proyecto con versos del poeta Miguel Hernández. El poeta que supo lo que era la tragedia humana del hambre. Nos dio las palabras para entender que, si lo primero que aprendemos por instinto es el hambre, la vida no lo es, no es de verdad, si existe la ausencia de la primera necesidad del ser humano.

En el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se dice:

“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

Vivir. La vida. ¿Qué es? ¿Qué significa la libertad?

Son interrogantes que surgen, inevitablemente, después del trabajo realizado. El derecho más elemental es la comida. Si no existe, no puede haber paz en el mundo. Es imposible. No hay vida digna, no hay libertad.

No somos más que un grupo de alumnos que han reflexionado y llegado a conclusiones básicas, pero no por ello sencillas. No queremos un mundo desigual.

Gracias a todos los escritores que nos han ayudado a ver el mundo incómodo, desolado y cercano, muy cercano.

Nuestro compromiso nos ha hecho ser más gentiles.

Quisiéramos que este camino iniciado avanzara y que la Literatura nos ayudara a pensar y decidir cómo deseamos vivir. Que estas páginas fueran el soporte futuro de personas de nuestra edad que, llenas de alma en rabia y en justicia, hablemos y escribamos sobre las líneas que decidirán nuestro paso por la existencia.

De momento, os damos nuestra humanidad.